¿Has regresado de vacaciones? ¿Te lo has pasado mal? ¿Has sentido hastío, aburrimiento, angustia, tristeza, ansiedad, estrés o desazón? ¿Te has sentido deprimido en vacaciones? ¿En lugar de descansar del estrés las vacaciones te han estresado? En ese caso has padecido una depresión vacacional, también llamada, no sin humor, la “depresión de la tumbona”.
Las vacaciones son para disfrutar. Trabajamos todo el año esperando que lleguen, no sólo para descansar, sino fundamentalmente para gozar. Esta exigencia de disfrute puede producir el efecto contrario. ¿Por qué?
-Expectativas demasiado altas que no pueden alcanzarse. Si nuestro propio Superyó (imagen ideal que uno se hace de sí mismo y de lo que debe ser y hacer, que inconscientemente nos fuerza a tratar de alcanzarla) nos demanda unas vacaciones ideales de puro placer y, además, los otros y los medios de comunicación nos presionan en el mismo sentido, es muy probable que las vacaciones reales nos decepcionen y nos frustren.

-Tensiones familiares o sociales. Hemos ido a la playa, por ejemplo. Los niños han sido una continua demanda. Se despiertan (y nos despiertan) temprano. Hay que vestirlos, llevarlos a la playa, controlarlos, prepararles la comida y darles de comer, regresar a la playa con toda la parafernalia, jugar con ellos, regresar a casa, bañarlos, etc.; y al otro día volver a empezar. No ha habido tregua ni descanso.
O hemos veraneado en pareja. Pero no nos hemos puesto de acuerdo en casi nada. Cuando uno quería hacer una cosa al otro le apetecía otra. Discusiones, mal humor, caras largas.
O hemos veraneado con familia o amigos y la compañía nos siempre nos ha resultado agradable.
O hemos hecho un tour muy interesante, pero con sus ritmos que no fueron los nuestros, sus horarios, su permanente hacer y deshacer maletas…
En fin, que no hemos disfrutado.
-Soledad. Nos pasamos todo el año rodeados de personas (en el trabajo, el estudio, las actividades sociales, deportivas o sociales). Compañía que no siempre hemos elegido y que a veces nos agobia. Esperábamos las vacaciones para disfrutar de la soledad y cuando nos quedamos solos (en Madrid o en un viaje) nos hemos aburrido.
-No pudimos desconectar. Y los problemas y preocupaciones del trabajo, el estudio o la vida familiar han viajado con nosotros amargándonos la estancia.
-Encontrarnos a nosotros mismo. El estudio, el trabajo (incluido el hogareño, que puede ser el más agotador), las obligaciones, nos presionan todo el año. Y cuando por fin podemos hacer una pausa no sabemos qué hacer con ella. Las vacaciones siempre son cortas, pero las horas a veces son muy largas.
Por éstas y muchas causas puede padecerse una depresión vacacional.
¿Qué hacer entonces?
Lo mejor para salir de una depresión es analizar sus causas. Indagar qué nos ha producido apatía, ansiedad o tristeza y reflexionar sobre ello para poder ponerle remedio.
Puede ser preferible realizar (en lugar de las vacaciones tradicionales o además de ellas) minivacaciones. Escapadas de una semana o un fin de semana al menos cada dos meses a lo largo del año. De este modo todas las expectativas no se concentran en un único período vacacional. Pero no siempre es posible.
También es necesario encontrar cómo cambiar el modo de vida para disfrutar más durante el año. Muchas veces este propósito nos parece imposible, y a veces lo es. Pero en la mayoría de los casos tenemos una excesiva certeza en la imposibilidad del cambio porque no somos capaces de hacerlo solos.
Muchas veces regresar a las obligaciones cotidianas puede ser casi un alivio. Pero generalmente nuestra frustración vacacional aumenta el peso de la vuelta a la casa, el trabajo o el estudio. Si ya de vuelta a tu ritmo habitual de vida continuas deprimido puede que la depresión vacacional se haya prolongado en una depresión post-vacacional.
Es normal que así ocurra. Pero si pasadas dos o tres semanas del regreso la depresión no mejora, consulte con un psicólogo para que le ayude a superar esta depresión y a enfrentar sus periodos vacacionales de otra manera de ahora en adelante.

Este artículo ha sido redactado por profesionales con más de 25 años de experiencia en el sector de psicología y psiquiatría. Tenemos gabinetes en Majadahonda y Madrid Centro. Si tienes más dudas o deseas consultarnos algo llámanos al 607 99 67 02 o escríbenos a info@persona-psi.com