INTRODUCCION
El bebé humano, a diferencia de otros animales, nace al mundo en una situación de total indefensión y dependencia para sobrevivir, indefensión y dependencia que se prolongan más que en cualquier otro ser viviente. Esto hace que, desde el inicio, su vida esté ligada a la de otros, otros que le brinden los cuidados imprescindibles para seguir con vida.
Pero no son otros anónimos, son Otros con nombre y apellido, habitualmente los padres, Padre y Madre que, a su vez, antes que nada han sido hijos y han recibido un modelo de pareja y de familia en los que han forjado sus primeras experiencias. Modelos que intentarán repetir y/o modificar en las suyas.
Ya antes de que naciera, esos padres han decidido tener un hijo, deseado o temido, le han adjudicado un nombre y han imaginado expectativas que el niño por nacer cumplirá o no. Nuestras primeras experiencias y las primeras palabras que oiremos estarán así condicionadas por los padres que nos tocaron en suerte, el momento en que nacimos, sus expectativas y frustraciones.
La familia (cualquier familia) es el lugar en que el niño deberá ubicarse en relación a una trama de deseos de Otros que no son anónimos, y transmiten rasgos, identificaciones y una serie de condiciones que influirán en la futura elección de pareja (y no olvidemos que en la familia de origen uno siempre es hijo, con lo que no deja nunca de ser niño, en la forma en que lo ven los padres y en la que se representa para sí mismo. Uno crece y se desarrolla, pero nunca deja de estar habitado por el niño que fue).
Así, desde el comienzo, no hay yo sin tú, no hay vida sin relación con otros en el marco de una cultura y una historia familiar dadas. En los lazos familiares y de pareja se despliega cotidianamente la manera en que cada persona se sitúa frente a los otros.

 

PSICOTERAPIA DE PAREJA.
La psicoterapia de pareja trabaja el vínculo entre el yo y el tú. No lo que ocurre en la subjetividad de cada uno sino lo que circula entre los dos. En la pareja no siempre uno más uno es dos, más frecuentemente es 2+, donde el signo + representa un plus, una combinatoria propia y  singular de cada pareja.  
Los lazos estables crean la ilusión de una complementariedad que anularía toda vivencia de soledad. Sólo cuando se conmueve esa ilusión es posible que una pareja demande una entrevista conjunta.

singular de cada pareja.

 

PAREJAS TÓXICAS
Este es el nombre que se le suele adjudicar actualmente a parejas cuyo funcionamiento es manifiestamente perjudicial para uno o los dos miembros de la pareja. A este tema le ha dedicado dos páginas el periódico El País en su edición del domingo 13 de abril.[i]
En este artículo se atribuye el carácter patológico de la pareja al carácter patológico de uno de sus miembros y a la “ingenuidad” del otro. Lola, sin saberlo, se enrolló con un novio  celoso que la martirizó. Finalmente el novio la abandona (subrayemos el hecho de que es él quien la deja y no ella, pese al martirio que dice haber padecido). Aun no sabe que su próxima pareja será aun peor, estableciendo una relación de dominio que la reducirá a ella a una nada carente de valor. Todavía hoy ignora qué la enamoró de ese hombre.
¿Qué es lo que no sabía?, ¿qué lo que ignoraba?  Algo en sí misma que la impulsa hacía hombres posesivos y dominantes a los que se siente sometida. Al ignorar qué es lo que la impulsa, porque esa causa es opaca para sí misma, es inconsciente, queda sometida a una repetición con resultados frustrantes.
Así no es inhabitual escuchar comentarios del tipo “no se por qué siempre me enamoro de alguien que no me conviene”. De un o una narcisista que sólo se ama a sí mismo y la reduce a una nada, de un celoso patológico, de alguien que exige una atención y sumisión constante, de un controlador compulsivo, de alguien que alterna la pasión intensa con el violento rechazo, de una persona fría e indiferente, o de un maltratador.
En estos casos, si la terapia les permite saber qué es lo que los impulsó hacia esa elección, la conclusión lógica de ese saber es  la ruptura de la pareja. Pero la mayor parte de las parejas no son tan patológicas, por lo que el tratamiento de sus crisis no lleva a la misma solución.

celoso que la martirizó. Finalmente el novio la abandona (subrayemos el hecho de que es él quien la deja y no ella, pese al martirio que dice haber padecido). Aun que su próxima pareja será aun peor, estableciendo una relación de dominio que la reducirá a ella a una nada carente de valor. Todavía hoy qué la enamoró de ese hombre. Algo en sí misma que la impulsa hacía hombres posesivos y dominantes a los que se siente sometida. Al ignorar qué es lo que la impulsa, porque esa causa es opaca para sí misma, es inconsciente, queda sometida a una repetición con resultados frustrantes.la ruptura de la pareja. Pero la mayor parte de las parejas no son tan patológicas, por lo que el tratamiento de sus crisis no lleva a la misma solución.

 

CUANDO DOS FAMILIAS SE MEZCLAN
Para muchos antropólogos el nacimiento de la cultura se produce con la exogamia, es decir: cuando la prohibición del incesto fuerza al intercambio de mujeres (lamentamos que este comentario antropológico pueda sonar hoy tan machista, pero es un hecho histórico, no un juicio de valores).
Este intercambio, el hecho de que el matrimonio se produzca entre dos personas provenientes de familias diferentes, tiene efectos imposibles de ignorar hoy en día.
El matrimonio incluye en la vida de cada cónyuge la emergencia de nuevos familiares y nuevas denominaciones: suegros, cuñados, nuevos tíos y sobrinos “políticos” (o “legales”, en la lengua inglesa). Nuevas relaciones, nuevos compromisos, nuevas normas.
Incluso cuando las dos familias provienen de la misma cultura y hablan la misma lengua, es indiscutible que cada familia habla un “dialecto” diferente; que, más allá de las diferencias que se manifiesten en su seno, existen muchos acuerdos explícitos e implícitos; que las familias originales, aun con sus contradicciones, están hechas de sobreentendidos.
En el momento de constitución de la pareja, estos sobreentendidos pueden pasar desapercibidos, entre otras cosas porque en la adolescencia y la juventud, que es cuando suelen constituirse las parejas, cada uno busca su propia identidad subrayando las diferencias con su familia de origen. Y porque el enamoramiento, con su resplandor, vela las diferencias subyacentes.
Pero, cuando la pareja ya se ha constituido, lo habitual es que emerjan diferencias propias de diferentes orígenes familiares y experiencias vitales igualmente diferentes. Así en la nueva familia se manifiestan muchos malentendidos provenientes del hecho de que cada uno de los partenaires da por supuesto que existen muchos aspectos indiscutibles en la relación con el otro.
Es más, muchos de los conflictos de pareja se producen en relación o referencia a las familias de origen, ya sea porque él (o ella) rechaza a la familia de su pareja o porque ella (o él) considera a su pareja demasiado subsumida a su propia familia. Éste es un dato de la clínica que ningún psicoterapeuta de parejas puede ignorar.
Muchos de los sobreentendidos y certezas que d?
?bamos por inamovibles, aun no estando de acuerdo con ellos, se ven conmocionados por el hecho de que nuestra pareja viene de otras experiencias y aportas otras certezas, otros sobrentendidos (muchas veces inconscientes).
Por eso es tan frecuente en la experiencia que, tras los conflictos de pareja, encontremos la confrontación de dos familias en las marcas que han dejado en cada uno de sus miembros.

 

MOTIVO DE CONSULTA

Es el fracaso de la ilusión de una alianza sin fisuras, y la herida que ese fracaso abre en ambos, lo que puede precipitar una crisis en la relación dando lugar a una consulta.

Cuando decimos que una pareja está pasando una crisis nos referimos a un “problema, conflicto o situación delicada”, pero una crisis, pese al dolor que conlleva, no tiene sólo un sentido negativo. Según el diccionario crisis es una “mutación considerable en una enfermedad tras la cual se produce un empeoramiento o una mejoría”, un “cambio importante en el desarrollo de un proceso que da lugar a una inestabilidad” (Espasa-Calpe).

En su sentido original, etimológico, krisis en griego significaba separación, pero también juicio y decisión. Una crisis puede llegar a ser precisamente lo que posibilite una nueva oportunidad, en vez de resignarse a la repetición de lo mismo, cuando eso mismo produce más displacer que placer.  

 

FUNCIÓN DE LA TERAPIA DE PAREJA
El psicoterapeuta de pareja no intenta reconstruir un equilibrio que ya se ha resquebrajado, sino desenredar los nudos que los sujetan para que pueda emerger una pareja renovada, con nuevos acuerdos y nuevos pactos.
Facilitar un espacio para que surja qué es lo que verdaderamente ha hecho crisis en la pareja, generalmente sin que ninguno de los dos tenga total conciencia de lo que realmente ocurre en ese vínculo y que imposibilita un funcionamiento que, al menos parcialmente, sea satisfactorio para ambos.
En el espacio propio de la psicoterapia de pareja se reproducen tanto los factores que han unido como su fracaso. El psicoterapeuta está allí para asegurar que eso tenga un sentido, que se expresen los sobreentendidos y emerjan los malentendidos, para dar respuesta a por qué,  cómo y para qué están juntos, y poder trabajar con eso.
   


[i] “Tu amor es malo para mi salud”, Joan Carles Ambrojo

Este artículo ha sido redactado por profesionales con más de 25 años de experiencia en el sector de psicología y psiquiatría. Tenemos gabinetes en Majadahonda y Madrid Centro. Si tienes más dudas o deseas consultarnos algo llámanos al 607 99 67 02 o escríbenos a info@persona-psi.com