¿Cuándo llevar a un niño a una psicoterapia?
FOBIA SOCIAL
Andrés manifiesta crisis de angustia (él las llama “ataques de ansiedad”). Pero sólo en situaciones específicas a las que teme. Esto nos impide diagnosticarlo como “Trastorno de Ansiedad Generalizada” o “Trastorno de Angustia” según las clasificaciones de los manuales CIE-10 (OMS, Organización Mundial de la Salud) y DSM-IV-R (APA - Asociación de Psiquiatras Americanos, es decir, estadounidenses), que son los manuales de clasificación de trastornos de uso habitual (y casi obligatorio).
Pero esto no niega que la angustia, o las limitaciones que a su vida impone evitarla, sea el síntoma que más preocupa a Andrés. Ni que la fobia social pueda coexistir con otros trastornos: otras fobias, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno por estrés postraumático, o trastorno por ansiedad de separación.
OBESIDAD , EL TRASTORNO OLVIDADO – I: La comida como adicción
"El DSM IV (MANUAL DIAGNÓSTICO Y ESTADÍSTICO DE TRASTORNOS MENTALES de la American Psychiatric Association) considera Trastornos de la conducta alimentaria a la anorexia y la bulimia nerviosas, ambas asociadas con pérdida de peso o, al menos, deseo de perderlo.
El CIE 10 (Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud) incluye, además, la Hiperfagia, "ingesta excesiva de alimentos como reacción a acontecimientos estresantes que puede dar lugar a una “obesidad reactiva”", pero excluye explícitamente a la obesidad en sí. La obesidad no sería un desorden mental sino del cuerpo.
En los dos manuales queda así excluido de los trastornos de la conducta alimentaria el desorden más frecuente en la alimentación: comer excesivamente. La obesidad es una epidemia de la que se ocupan endocrinólogos, dietistas, todo el sistema de salud… excepto los profesionales de salud mental. Y, sin embargo, la mayoría de las obesidades, aun cuando haya una predisposición orgánica a la ganancia de peso, responden a causas psicológicas.
Angustia de los adolescentes (versión para padres)
Ese hijo difícil (o ¿qué hacer con ese trasto?)
Le hemos dado todo, lleva una vida regalada, nunca le ha faltado nada, y, sin embargo… No estudia, no quiere trabajar, cree que la casa es un hotel o, al contrario, está todo el día encerrado en casa. Yo, a su edad…
La adolescencia es una edad difícil. Difícil para el adolescente y difícil para sus padres. Si peligroso es sobredimensionar sus dificultades, más peligroso aún es minusvalorarlas.
TRASTORNOS DE INESTABILIDAD EMOCIONAL. EL Trastorno Límite de la Personalidad y el Trastorno Impulsivo de la Personalidad. Autoagresión y heteroagresión.
¿QUÉ ES LA PSICOTERAPIA?
¿Cuál es el único animal que puede tropezar dos veces con la misma piedra? Suele contestarse que el hombre, pero eso es relativamente cierto, porque ¿cuántas veces puede un ser humano tropezar en la misma piedra? Todas.
HEMOS REGRESADO
PERSONA-PSI CIERRA POR VACACIONES
Por lo que no podremos responder a sus consultas hasta nuestro regreso, el lunes 17 DE AGOSTO.
PERSONA-PSI
El Trastorno Bipolar o cómo sobrevivir en la montaña rusa
Lo primero que hay que decir es que el trastorno bipolar es tratable y que, con un tratamiento adecuado, el pronóstico puede llegar a ser optimista.
Puede llevarse una vida normal, siempre que se siga un tratamiento apropiado, tanto médico como psicoterapéutico, y se tenga conciencia de que se trata de un trastorno crónico, por lo que el tratamiento no debe interrumpirse ni siquiera en los momentos asintomáticos. Pero esto no es tan sencillo como parece, y por razones diversas:
- En el Trastorno Bipolar tipo I (el más típico), el problema suele residir en que la persona "disfruta" de sus fases maníacas o eufóricas, con el sentimiento de omnipotencia característico y la excitación que lo acompaña, por lo que suele abandonar el tratamiento, al que ve como un freno a su "alegría", pese a la experiencia de que a esos períodos eufóricos les suceden, inevitablemente, otros de intensa depresión, más aguda aun que en las depresiones típicas y con mayor riesgo suicida.
- En el Trastorno Bipolar tipo II (probablemente el más frecuente y el menos diagnosticado) no se producen estados maníacos o eufóricos manifiestos, por lo que pueden ser erróneamente diagnosticados como depresiones y no recibir, por lo tanto, el tratamiento adecuado.
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