Existe en España (no es así en otros países de Europa y del mundo) un prejuicio muy extendido por el que se supone que las personas que consultan a un psicólogo o a un psiquiatra están “locas”.

Cuando tenemos un malestar físico consultamos al médico, y para pocos esta consulta es motivo de vergüenza. ¿Por qué cuando padecemos un malestar psicológico o emocional no aceptamos consultar a especialistas en la mente con la misma naturalidad con la que consultamos a especialistas en el cuerpo?

Es cierto que no es suficiente motivo para consultar tener un problema vital. La mejor motivación para realizar la consulta es querer resolverlo.

Mucha gente experimenta la sensación de estar perdiendo el control sobre su propia vida, pero no acuden a consultas psicológicas por diferentes motivos.

-Vergüenza de contar sus problemas a un extraño. Psiquiatras, psicólogos y otros profesionales de salud mental no somos jueces. Si hemos elegido estas profesiones es para ayudar a las personas, no para juzgarlas. ¿Acaso uno debe avergonzarse por padecer un malestar intestinal? ¿Por qué debería ser de otra manera con otros malestares que no son necesariamente orgánicos pero que no dependen de nuestra voluntad?

– Vergüenza de lo que otros puedan pensar si consultan. Por lo que ya hemos dicho eso sólo debería producir vergüenza en quienes juzgan sin conocimientos. Pero tampoco es necesario informar a todo el mundo que uno visita a un psiquiatra o un psicólogo, no porque sea malo sino porque puede ser una de tantas cosas que preferimos mantener en reserva.

  • Vergüenza por no poder apañarse solos. Este es el inconveniente más común. Dichos populares españoles como “cada palo sostiene su vela” parecen sostener un ideal de autosuficiencia que no es ni siquiera coherente con la condición humana. Los seres humanos vivimos en relación permanente con otros. Tiene tanto mérito ayudar a alguien como dejarse ayudar. Sufrir en soledad no parece ser la mejor respuesta.
  • Una expectativa desmedida en que los problemas se resolverán con el tiempo. ¿Cuánto tiempo? Muchas personas han tomado conciencia de que necesitan ayuda pero la postergan siempre para “más adelante” porque éste no es “el mejor momento”. Cuando toman conciencia descubren que han desperdiciado un tiempo de vida realmente valioso. Cuando uno tiene una dificultad que no ha logrado resolver solo, el mejor momento es ahora.
  • Razones económicas: Desgraciadamente la seguridad social no cuenta con los recursos necesarios para poder ofrecer atención psicoterapéutica a todas las personas que la necesitan ni con la urgencia o la frecuencia con que la necesitan. Los seguros médicos también ponen muchas restricciones a la atención psicológica. Y las consultas privadas lógicamente tienen un costo (aunque puede no ser tan alto como mucha gente supone). Hay efectivamente personas a las que la precariedad de su situación económica les impide acceder a una consulta privada y es de lamentar que la seguridad social no pueda ofrecérsela. Pero otras personas que creen que no pueden permitírselo no reflexionan sobre en cuántas cosas prescindibles gastan sus ingresos.
  • Malas experiencias previas. Hay personas, incluso con problemas graves, que no han tenido experiencias psicoterapéuticas satisfactorias y, sin haber resuelto sus problemas, se resisten a volver a consultar. Cada persona debe encontrar la disciplina y el profesional que más se adecúe a sí mismo. Una experiencia poco exitosa no significa que todas vayan a serlo.

¿Es mejor consultar a un psicólogo o a un psiquiatra?

Psiquiatras, psicólogos, psicoanalistas y psicoterapeutas trabajamos para la salud mental de las personas. Pero los enfoques no son los mismos.

Los psiquiatras trabajamos con recursos neuroquímicos que actuan sobre los neurotransmisores cerebrales mediante la prescripción de medicamentos que pueden aliviar los síntomas del paciente, pero no curarlos.

Los psicoterapeutas trabajamos, con distintos métodos y técnicas, con la palabra y el diálogo. En psicoterapia se procesan y las vivencias subjetivas, la personalidad, la conducta, las ideas adquiridas sobre sí mismo y el mundo (muchas veces erróneas), la autoestima, las relaciones interpersonales y la historia de la persona con sus experiencias vitales, traumáticas o no; con la escucha activa de un psicoterapeuta capacitado para orientar al paciente en la elaboración y resolución de sus conflictos, siempre en función de lo que él o ella quieran hacer con su vida.. El objetivo de una psicoterapia es que el paciente pueda realizar en sí mismo y en su entorno los cambios que él necesita, conforme a sus deseos, para disfrutar más de la vida y sufrir menos.

Estas dos recursos pueden usarse en forma exclusiva (sólo uno de ellos) o simultáneamente. Pero, salvo por problemas puntuales y acotados en el tiempo, no es conveniente recurrir sólo a los fármacos porque no son inocuos y no es bueno depender de la medicación toda la vida.

Es elección de cada uno a qué recursos recurre, o no utilizar ninguno. Pero lo importante es que sea fruto de una elección y no de la resignación o la vergüenza ante dificultades que producen sufrimiento y tienen tratamiento.

Este artículo ha sido redactado por profesionales con más de 25 años de experiencia en el sector de psicología y psiquiatría. Tenemos gabinetes en Majadahonda y Madrid Centro. Si tienes más dudas o deseas consultarnos algo llámanos al 607 99 67 02 o escríbenos a info@persona-psi.com