El objetivo de la psicoterapia de pareja es generar un cambio en la relación. Cuando una pareja consulta es porque desean mejorar su relación y no han conseguido hacerlo solos. Generalmente la acción de uno provoca una reacción en el otro que, a su vez, provoca una nueva conducta en el primero, generándose una espiral conflictiva aparentemente sin salida. Para cortar esa espiral destructiva es necesaria la intervención de un tercero, un profesional formado y experimentado para realizar un trabajo conjunto.

El terapeuta ofrece un espacio que facilita la interacción de la pareja, invita a un trabajo de investigación que permite una mejor comprensión del funcionamiento de la pareja y pone al descubierto aspectos de la relación que permanecían ocultos para ellos mismos.

La terapia cumple así diversas funciones: favorece una mejor relación de pareja, produce un mejor conocimiento de cada uno de sus integrantes, y permite valorar si el cambio es posible o no. En este sentido la terapia de pareja puede terminar con una mejor relación o una separación mutuamente aceptada y un enriquecimiento de ambos que impida que en el futuro, en futuras relaciones, repitan las mismas experiencias.

Nuestros objetivos terapéuticos son

–          Generar un cambio terapéutico en la relación.

–          Alcanzar un mejor conocimiento personal de cada uno de los miembros de la pareja y un conocimiento más profundo de cómo actúan en su relación.

–          Alcanzar un mejor conocimiento de la otra persona con la que conforma una pareja

–          Encontrar perspectivas y proyectos realistas respecto del otro y de su relación.

–          Tolerar y respetar los espacios personales de cada uno

–          Detectar e interpretar lo que funciona patológicamente en la pareja.

 

Indicaciones para realizar terapia de pareja

 

–          que presenten un problema de pareja, no sólo problemas individuales.

–          que ambos estén de acuerdo en realizar la terapia, aunque muchas veces predomina el deseo de uno y el otro se suma después de las primeras entrevistas.

–          Que busquen una  mejora en la comunicación para la mejora de la vida en común.

–          que acuerden en la necesidad de un tercero con formación y experiencia, el terapeuta, para producir el cambio.

 

Límites para realizar terapia de pareja

 

–          que uno de los dos venga forzado por la insistencia del otro y que después de las primeras entrevistas este forzamiento no cambie.

–          Que la psicoterapia sea utilizada por uno o ambos exclusivamente para agredir al otro.

–          que los cónyuges presenten un frente unido que boicotee la terapia y cualquier posibilidad de cambio.

–          Que después de las primeras entrevistas se considere más conveniente una psicoterapia individual.

 

Características y particularidades de un tratamiento conjunto:

Del lado del terapeuta lo fundamental es una escucha activa. Es decir que sepa escuchar las dificultades conscientes e inconscientes de cada miembro de la pareja, sus preocupaciones  y ansiedades. La función del terapeuta es la de facilitar la comunicación entre los cónyuges, despejando los malentendidos y facilitando la posibilidad de llegar a conclusiones y acuerdos, aunque sean parciales.

 

El comienzo del tratamiento

Es conveniente que la pareja tome la iniciativa explicando espontáneamente las dificultades por las que atraviesan. El psicoterapeuta no debe precipitarse en intervenir, excepto para estimular el diálogo, hasta que no se haya hecho una composición de lugar y entendido los conflictos en profundidad, para permitir expresarse a la pareja, ya que ellos son los que saben, consciente o inconscientemente, cuáles son sus conflictos. Toda precipitación del terapeuta puede desviar la conversación y condicionarla. Tampoco debe realizar intervenciones muy directivas, porque sería una falta de respeto hacia dos personas adultas.

Si el terapeuta empezara proponiendo un tema, forzaría a responder a las preguntas que él propone, forzando a hablar de cuestiones que probablemente por sí solos no hubieran tratado, dificultando así que emerjan los motivos de angustia de esa pareja en particular.

 

Delimitación de la terapia

La psicoterapia de pareja es una terapia focalizada y de tiempo limitado, trabajamos con la relación de pareja, no tenemos los mismos objetivos que en una psicoterapia individual. El foco es la relación y las transferencias, ansiedades y defensas que se han de interpretar son las de la pareja.

Por eso debemos tener cuidado de no realizar interpretaciones a uno de los dos que afecten a su intimidad, a su zona individual, por decirlo así. Esto no quiere decir que no aceptemos los comentarios sobre áreas individuales, pero debemos reconducirlos hacia la pareja y favorecer que participen los dos. Uno de los cónyuges, por ejemplo, puede comenzar a hablar de su trabajo, que es un área individual, pero puede manifestarse cómo ven ese trabajo los dos integrantes de la pareja y en qué medida afecta a su relación.

Toda sesión tiene la finalidad de aumentar la comprensión sobre sí mismos y su relación. El terapeuta puede hacerles ver con mayor claridad qué es lo que sucede entre ellos y facilitar que se vayan realizando pactos de convivencia.

Hay que desmitificar las discusiones. Pueden enfadarse entre sí a lo largo de la sesión, siempre conservando cierto respeto. El enfado puede en determinados momentos ser beneficioso para el trabajo, porque pone de manifiesto los conflictos en el espacio de la sesión.

Es conveniente que no tomen decisiones definitivas sobre su relación hasta que no concluya el tratamiento.

 

La transferencia de trabajo

Es tan importante lo que dice el terapeuta como su modo de expresarlo. No pretendemos de ningún modo que el terapeuta sea un modelo para los pacientes, pero es indudable que expresa un modo de diálogo y expresión.

El terapeuta ha de ser capaz de reconocer si puede hacerse cargo del caso o no. Si decide aceptar a la pareja en tratamiento es porque considera que podrá configurar una relación de trabajo favorable.

Debe aceptar a los dos miembros de la pareja, sin ejercer juicios de valor hacia ninguno de ellos, conocer profundamente los conflictos de la relación, pero sin involucrarse personalmente en éstos.

Debe ser capaz de estimular la comunicación y remover los obstáculos que se presenten, diferenciar entre los sentimientos específicos de los integrantes de la pareja y sus propios sentimientos personales.

 

El interés por la pareja

El principio fundamental es que ha de prevalecer siempre el absoluto respeto del terapeuta hacia los dos miembros de la pareja. Este interés y respeto empieza por cumplir los horarios acordados ya que el terapeuta no debe hacerse esperar, prestar atención a las explicaciones de ambos, esforzarse por recordar los detalles (muchas veces los pacientes se sorprenden con la memoria del terapeuta, sobre todo si éste es experimentado).

El terapeuta debe mostrarse flexible y tolerante, acoger la libre expresión. No debe manifestar opiniones personales, impacientarse, o desaprobar las confidencias que le realizan.

La situación terapéutica es asimétrica, pero el terapeuta no es superior en ningún sentido a los miembros de la pareja que vienen a solicitar su ayuda. Sólo tiene formación y experiencia para proporcionarles esa ayuda.

A la pareja ha de valorársele la sinceridad y el valor que supone el reconocimiento de las propias dificultades y el afán por vencerlas y superarlas demostrado en la misma decisión de acudir a la terapia.

 

Neutralidad

La neutralidad del terapeuta es fundamental para no perturbar el desarrollo de la transferencia. El terapeuta sabe, o debe saber, por su propia formación, que sus creencias no son mejores ni peores que las de cualquiera de los dos miembros de la pareja, el saberlo le permitirá evitar emitir juicios descalificatorios. El terapeuta debe comprender equilibradamente a los dos cónyuges.

Comprensión y comunicación son necesarias para el buen desarrollo de la terapia. El derecho que tienen los dos consultantes de sostener sus propias opiniones, permite que el vínculo entre pareja y terapeuta sea una verdadera relación terapéutica en la que cada uno, terapeuta y pareja, pueda desarrollar la función que le corresponde.

Neutralidad no es frialdad, indiferencia ni distancia, todo lo contrario, es la capacidad de escuchar los puntos de vista de los dos consultantes sin tomar partido por uno de ellos para facilitar un acercamiento.

 

Intervenciones del terapeuta

Generalmente cuando la pareja decide acudir al tratamiento es porque lleva algún tiempo intentando solucionar sus conflictos sin encontrar respuestas apropiadas y repite conductas inadecuadas que producen malestar. Las intervenciones del terapeuta deben estar orientadas a facilitar  la ruptura con las conductas repetitivas y la apertura de nuevas perspectivas.

El trabajo del terapeuta de pareja se caracteriza por:

1) disponibilidad y atención;

2) escucha activa,

3) intervenciones verbales

 

(continuará)

Este artículo ha sido redactado por profesionales con más de 25 años de experiencia en el sector de psicología y psiquiatría. Tenemos gabinetes en Majadahonda y Madrid Centro. Si tienes más dudas o deseas consultarnos algo llámanos al 607 99 67 02 o escríbenos a info@persona-psi.com