En muchas webs encontrará que neurosis obsesiva y TOC son sinónimos, pero no lo son.

¿Qué es la Neurosis Obsesiva? 

En el siglo XIX, Falret, un alienista francés, introdujo el término obsesión para definir una patología por la que “el sujeto es asediado por ideas patológicas, una falta que lo acosa y obsesiona“. El término fue traducido por la psiquiatría alemana como “Zwang”, compulsión. Fue Freud el primero en ubicar la enfermedad, que él llamó Neurosis Obsesivo – Compulsiva, en el registro de las neurosis y dotarla de contenido.

“En su forma más típica, el conflicto psíquico se expresa por los síntomas llamados compulsivos: ideas obsesivas, compulsión a realizar actos indeseables, lucha contra estos pensamientos y tendencias, ceremoniales conjuratorios, etc., y por un tipo de pensamiento caracterizado especialmente por la rumiación mental, la duda, los escrúpulos, y que conduce a inhibiciones del pensamiento y de la acción”. Pero esta concepción permite también “relacionar con la neurosis obsesiva ciertos cuadros clínicos en los que los síntomas obsesivos [y compulsivos], propiamente dichos, no son evidentes a primera vista” (“Diccionario de Psicoanálisis” de Laplanche y Pontalis).

El cuadro fue tomado por toda la Psiquiatría Psicodinámica y gran parte de la Psiquiatría Biológica, aunque con diferencias teóricas con el psicoanálisis, tanto respecto de su causa probable como de su clínica.

La neurosis obsesiva así definida permite diferenciar entre formas egodistónicas, es decir que producen conflictos a la persona que las padece, y formas egosintónicas (las llamadas “neurosis de carácter”), en las que la persona convive con su personalidad obsesiva sin que esto implique mayor conflicto. El psicoanálisis va más allá. Cuestiona que exista salud psíquica y considera que todas las personas somos mentalmente un poco patológicas, lo que variaría entre las personas consideradas mentalmente sanas y las consideradas enfermas sería la patología y su grado. Así habría personas que requerirían tratamiento y otras que no, no personas sanas y enfermas. Para esta disciplina las neurosis egosintónicas serían lo más parecido a lo que otros consideran salud mental

¿Neurosis o Trastorno? 

Cuando la OMS (Organización Mundial de la Salud) decidió realizar una Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (conocida como CIE y que va ya por su décima revisión), se encontró con que en el campo de la Salud Mental existía una enorme dispersión diagnóstica entre corrientes de pensamiento diversas. Esta dispersión obstaculizaba toda posibilidad de realizar estudios cuantitativos. Decidió entonces homologar la clasificación respetando las diferentes concepciones (La Asociación de Psiquiatría Americana, poco proclive a aceptar clasificaciones internacionales, desarrolló su propio manual, el DSM, que es el más conocido por el público aunque, excepto en USA, los profesionales deban utilizar las categorías diagnósticas del CIE. Ambos manuales se aproximan cada vez más en las sucesivas revisiones).

Un comité de psiquiatras expertos llegó a un acuerdo de mínimos que pretende englobar los síntomas mentales manifiestos en un conjunto (bastante grande) de cuadros diagnósticos. Al ser esta clasificación de uso obligatorio para los psiquiatras, independientemente de su corriente psiquiátrica, ha acabado por popularizarse. Es más, se ha terminado por suponer que a cada uno de estos diagnósticos, acordados y sometidos a revisión periódica, le corresponde una causa y un tratamiento común, mientras que los manuales diagnósticos no suponen ninguna de las dos cosas, ya que su función es la de servir a investigaciones, tanto de sus causas probables como de los tratamientos más eficaces.

Puesto que no todos los psiquiatras están de acuerdo en categorías diagnósticas como neurosis o psicosis, se decidió prescindir de ellas y se optó por un término más ambiguo: “disorder” (literalmente: desorden o disturbio), que en castellano, y en el ámbito de la salud mental, se traduce como trastorno.

Así, los diagnósticos de neurosis, clásicos en psiquiatría, se han dispersado en diversos trastornos. En el caso de la neurosis obsesiva u obsesivo-compulsiva, su forma típica, la que incluye ideas obsesivas y compulsiones nítidas, ha quedado encuadrada en el Trastorno Obsesivo Compulsivo o TOC, como un trastorno neurótico en el CIE 10 y como un trastorno de ansiedad en el DSM IV; mientras que “ciertos cuadros clínicos en los que los síntomas obsesivos [y compulsivos], propiamente dichos, no son evidentes a primera vista”, pero que se reconocen por los profesionales como relacionados con ellos, se encuadran en el Trastorno Obsesivo Compulsivo de la Personalidad (DSM IV) o Trastorno Anancástico de la Personalidad (CIE 10).

En ambos casos se trata de trastornos egodistónicos, que producen malestar en quien los padece. Las neurosis egosintónicas, aquellas en los que la persona se siente totalmente identificada con sus síntomas y no los considera ajenos a su ser ni le producen especial malestar, no pueden considerarse trastornos ni desórdenes, por lo que no se incluyen en las clasificaciones, con algunas excepciones. Las excepciones se refieren a aquellos casos que, sin que la persona lo viva como un trastorno, afectan a terceros. Un ejemplo típico sería el Trastorno de Personalidad Antisocial, pero también podríamos incluir en este registro egosintónico el Trastorno Negativista Desafiante (DSM IV) o algunos casos de Trastorno por Déficit de Atención, con o sin hiperactividad. La diferencia esencial es que en el caso de una persona adulta es muy difícil que consulte por un trastorno egosintónico y, en caso de hacerlo (porque se enfrenta a problemas con terceros o con la ley, por ejemplo), es difícil que el tratamiento prospere. En el caso de niños y otras personas dependientes, sus familiares o cuidadores pueden conducirlos a un tratamiento aunque el niño no lo viva como un trastorno, y el tratamiento puede ser igualmente eficaz.

En resumen:

– La Neurosis Obsesiva puede corresponderse al Trastorno Obsesivo Compulsivo, al Tr
astorno Obsesivo Compulsivo (o Anancástico) de la Personalidad o, incluso, a otros trastornos de los manuales diagnósticos (por ejemplo: algunos trastornos del humor en los que la coloración afectiva depresiva predomina como principal manifestación de lo que podría considerarse una neurosis obsesiva).

– La Neurosis Obsesiva admite casos egosintónicos, no así los trastornos obsesivos que figuran en los manuales. Podemos decir que una persona tiene una Personalidad Obsesiva, pero no podemos clasificarla como Trastorno de Personalidad si las características de su personalidad no le producen desórdenes o “disturbios” a él mismo o a terceros.

¿CUÁL ES LA OPINIÓN DE PERSONA-PSI AL RESPECTO?:

– Creemos que existe un amplio espectro de trastornos o neurosis obsesivas que no siempre encajan en una clasificación diagnóstica forzosamente rígida, por lo que hay que estudiarlos caso por caso.

– No existe una causa común científicamente demostrada para todo el espectro. Hay hipótesis fundadas que les atribuyen una causa biológica, otras causas psicológicas o ambientales. Probablemente porque interviene más de un factor.

Estudios estadísticos sugieren cierta predisposición genética; la eficacia relativa de los inhibidores de la recaptación de serotonina la participación de algunos neurotransmisores; la eficacia psicoterapéutica la de factores específicamente psíquicos.

Parece lógico pensar que existe predisposición biológica (genética o de otro tipo), probablemente necesaria, pero no suficiente para desencadenar el trastorno. Sobre la predisposición orgánica actúan experiencias de la infancia y adolescencia (que es cuando se forja la personalidad) y los modos en que el niño y el adolescente han experimentado esas experiencias y respondido a las exigencias que la vida les planteó. Y finalmente, pero no menos importante, participan factores desencadenantes actuales. 

¿Quiere decir esto que nos oponemos a los tratamientos biológicos?

No, de ningún modo. La medicación puede ser necesaria si la gravedad del caso así lo sugiere.

Pero, con o sin medicación, es necesario un tratamiento psicoterapéutico para remover los conflictos psíquicos en juego y que el sujeto adquiera un mejor manejo (es decir: más saludable) de su herencia biológica y sus condicionamientos infantiles.

¿Quiere decir que la psicoterapia debe remontarse a la infancia? 

No necesariamente. Lo que se haya torcido en la infancia se repite y se actualiza en el presente, y es el presente y no el pasado lo que se trata de resolver.

Luis Teszkiewicz – Psicoterapeuta
Dra. Marina Averbach – Médico Psiquiatra

Este artículo ha sido redactado por profesionales con más de 25 años de experiencia en el sector de psicología y psiquiatría. Tenemos gabinetes en Majadahonda y Madrid Centro. Si tienes más dudas o deseas consultarnos algo llámanos al 607 99 67 02 o escríbenos a info@persona-psi.com