“Es tóxico que te obliguen a pensar en positivo cuando no lo sientes. Si eres una persona positiva de manera espontánea, genial; el problema viene cuando estás mal y el entorno, algunos libros, cuentas de Instagram o los gurús (de los libros de autoayuda) te dicen que te animes y sonrías a la vida.”
Esta frase, que suscribimos, la pronuncia el psicólogo Víctor Amat, autor del libro “Psicología Punk”, en una entrevista en ABC
Con las mejores intensiones, los allegados de una persona deprimida suelen decirle “anímate”, “piensa en positivo”, pero esto a la persona deprimida de poco le sirve, es más, puede aumentar su angustia y su sentimiento de culpa por sentirse mal.
Más serio es cuando esto mismo lo dice un profesional, ignorando que la persona está deprimida precisamente porque no puede pensar en positivo. No poder pensar en positivo es uno de los síntomas clave de la depresión.
“Se trata de sufrir cuando toca, pero lo justo, pues tampoco consiste en estar tres años enfermo”, continúa el psicólogo.
“Sufrir lo justo”, pero ¿cuánto es lo justo?
Lo importante es no resignarse y recurrir a la ayuda psicológica cuando se la necesita.
Mucha gente, por peor que se sienta, no se atreve a recurrir a un psicólogo o a un psiquiatra porque piensa, erróneamente, que eso la menoscaba. ¿Qué nos menoscaba más, recurrir a ayuda profesional cuando uno la necesita, o soportar estoicamente un sufrimiento que podría aliviarse con el tratamiento adecuado? Un tratamiento que no consista en exigirle a la persona que piense en positivo cuando no puede hacerlo, sino en buscar las causas del mal para extirparlo
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